¡Hola! soy una mujer, hija única, esposa, y madre de dos hermosos niños. Mis padres eran muy jóvenes cuando llegué, 15 y 18 años, pero en medio de sus limitaciones y de que eran muy jóvenes me sacaron adelante, en mi adolescencia conocí a Dios quien me guía desde entonces, pues yo le abrí mi corazón para que así sea.

Me casé con el hombre correcto y es con él con quien vivo esta hermosa aventura de la maternidad. Él quería esperar un poco más para ser padres, pero yo estaba ansiosa, por saber si podía tener bebés y la incertidumbre no me dejaba tranquila, fue así cuando decidimos dejar de cuidarnos para embarazarme, y ocurrió 5 meses después.

Tuve a mi primer bebé (Emmanuel: Dios con nosotros), fue un embarazo bastante tranquilo, descanse bien y me mantenía en movimiento, eso me ayudo mucho en el parto, las técnicas de respiración que aprendí funcionaron y todo fluyó muy bien. El postparto si me costó, pues como mamá primeriza no dormía bien, no era precavida, todo me asustaba y corría inmediatamente al pediatra. En lo personal volver a tener intimidad fue un proceso difícil , pues con la lactancia exclusiva mi libido estaba hasta el suelo, pero el diálogo y comprensión de mi pareja fue algo único que me ayudo a superar esa etapa.

A ambos nos descontrolo totalmente el trastorno de sueño que nuestro hijo padecía, leía mucho sobre eso, entendí que debía crear una rutina saludable para el bebé y para nosotros. La lactancia exclusiva duró un año y le comencé a dar biberón después de su primer cumpleaños, pues ya me mordía, era muy doloroso y cansado.

Seguíamos aprendiendo cuando al año, tres meses de Emmanuel quede embarazada de nuevo, sinceramente la noticia me asustó, pero sabía que era una bendición más para mi familia, fue un embarazó diferente, más cansado, más pesado, detrás de un niño pequeño todo el tiempo, pero también me preparé para recibirlo, pues cada hijo es único y ocupa un lugar especial en el corazón.

Nació (Miguel :Quién como Dios), en el mismo mes que su hermano, fue también una experiencia inolvidable, parto natural nuevamente, ahora si sabía a lo que iba, por lo que me sentí más fuerte para ese momento, mi mente estaba más dispuesta a traer al mundo a ese bebé, porque estaba ansiosa por regresar a casa con él y mi otro hijo.

Siendo hija única, todo esto de la hermandad era algo nuevo para mí, y lo aprendería con mis propios hijos, el día que se conocieron mi hijo mayor tenia 2 años. Tenía ahora 2 bebés en casa, fue algo complicado dividirse para atenderlos, pero con el tiempo uno sabe lo que mejor funciona y que los niños son diferentes, con cada uno se aprende algo nuevo.

Esa soy yo, una madre real, con días caóticos, agotadores, a veces me sobrepasa la rutina, las carreras, las tantas cosas que cargo diariamente, de las que soy responsable pues dependen de mí. Pero también tengo sueños, necesidades, metas, planes; la maternidad no me limita, al contrario me motiva, se que cada etapa será un reto para mí, pues he aprendido mucho y lo seguiré haciendo.

Este espacio lo he creado justo por eso, porque quiero compartir lo que aprendo, lo que vivo, a mi me sirve mucho personalmente soltar en letras lo que siento, lo que me duele, lo que me da alegría.

La maternidad es dura, pero es un regalo de Dios, las que hemos sido bendecidas, tenemos mucho que hacer, para cuidar y educar a nuestros hijos en un mundo tan contaminado, tan dañado, pero podemos lograrlo, si nosotras también cambiamos en el proceso.

Gracias por leerme y conocerme un poco más.