Cómo algunas ya saben, tengo 2 niños uno de 5 y el otro de 3 años. Ha sido complicado adaptarme pues como se llevan poco tiempo, ambos aún son demandantes.
Cuando nació mi primer hijo me enfocaba en muchos detalles con él, como no tenerlo en pantallas mucho tiempo, sacarlo a jugar diario a algún parque, no comía dulces ni refrescos, le cargaba comida y agua siempre a donde íbamos, no se desvelaba, seguía fielmente su rutina pues padecía trastorno del sueño.
Nació mi segundo hijo y las cosas se fueron complicando un poco, las necesidades del bebé me absorbían y mi niño de 2 años también necesitaba de mí en esos cambios que estaba viviendo.
Intente acostumbrarlos a dormir siesta a la misma hora, pero después ya no funcionó, para seguir siendo fiel a lo que quería aplicar con ellos respecto a los excesos y una infancia saludable, decidí meter a mi hijo mayor a la guardería, me tomó tiempo aceptarlo pero sabía que era lo mejor.
Iba a aprender a socializar, trabajar en equipo, compartir, desarrollar habilidades mientras yo le dedicaba tiempo a su hermano.
Cuando llegaba a casa, trataba de darle tiempo especial para que no sintiera celos, ni abandono en esa etapa difícil para él, lo involucré en ciertas tareas del cuidado de su hermanito.
Todo estaba marchando bien hasta que comenzó a enfermarse mucho no lo llevaba durante ese tiempo, ahí era cuando además de cuidar a un bebé debía cuidar a mi niño enfermo, fueron varias veces que el pequeño a pesar de que su hermano estaba mal, él se mantenía sano, pero en una de esas lo contagió, tener dos hijos enfermos es aún más angustiante y desgastante, pero gracias a Dios pasó y con el tiempo ambos hicieron anticuerpos.
Con mi segundo hijo aprendí a no sobreprotegerlos tanto, fueron creciendo juntos y acoplándose poco a poco, si hay peleas y rivalidades de vez en cuando, pero he tratado de fomentar la reconciliación, a pedir disculpas y aceptarlas.
Todo mejoró cuando el pequeño comenzó a caminar, aunque nos manteníamos encerrados por la pandemia, en casa descansaba un poco de cargarlo.
El mayor está en el kinder que comenzó de manera virtual, dificil al convertir su habitación en un salón de clases para que se respirara la magia de la primera etapa escolar, mientras el pequeño lloraba a veces y me demandaba constantemente.
Después cuando comenzaron las clases presenciales respiré un poco más, ya dejaba al mayor en la escuela 4 horas y al pequeño 7 horas en la guardería, lo que me permitió retomar mis actividades personales y profesionales.
Sinceramente esta etapa es más descansada físicamente, trato de aprovechar las primeras horas del día para que en la tarde que llegan ambos los atienda y les de tiempo.
Se han ido integrando a actividades deportivas poco a poco y han desarrollado habilidades importantes que les ayudarán a convivir.
Ahora están de vacaciones y pienso que debo aprovechar al máximo que los tengo en casa relajados, porque la rutina escolar es de carreras y responsabilidades también para mi.
Pero por ahora los disfruto, aunque también les enseño que hay tiempo para todo, ya que tengo otras responsabilidades que sólo atenderlos y jugar con ellos, me entienden mejor, con las palabras y tono adecuados debo enseñarles a respetar el tiempo de los adultos.
Hasta aquí algunos de mis aprendizajes con la crianza de mis niños pequeños, en un siguiente post les contaré otros aspectos, otras vivencias, gracias por leerme.